El 15 de mayo de 1990, el vuelo 9811 de China Airlines, operado por un Boeing 747-200, despegó del Aeropuerto Internacional de Taipéi Chiang Kai-shek con destino a Hong Kong. A bordo viajaban 274 pasajeros y 22 tripulantes. Aproximadamente 20 minutos después del despegue, mientras la aeronave sobrevolaba el Estrecho de Taiwán, una repentina y catastrófica explosión sacudió la aeronave.La explosión, que se cree que se originó en la sección de carga delantera, causó una descompresión explosiva que destrozó la parte delantera del Boeing 747. La aeronave se desintegró en pleno vuelo, y los restos cayeron al mar en una amplia zona.Las comunicaciones con el vuelo 9811 se perdieron inmediatamente después de la explosión. Los controladores de tráfico aéreo intentaron contactar con la aeronave, pero no obtuvieron respuesta. Se activó una operación masiva de búsqueda y rescate, en la que participaron barcos y aviones de Taiwán y países vecinos.Con el paso de las horas, se hizo evidente la magnitud de la tragedia. Se encontraron numerosos restos flotando en el mar, confirmando que el Boeing 747 se había desintegrado. No hubo supervivientes. Los 296 ocupantes del vuelo 9811 perdieron la vida en este terrible suceso.Inmediatamente se inició una investigación para determinar la causa de la explosión. Los equipos de rescate recuperaron numerosos fragmentos de la aeronave, que fueron trasladados a tierra para su análisis. Los investigadores se centraron en la sección de carga delantera, donde se creía que se había originado la explosión.Tras una exhaustiva investigación, se determinó que la causa más probable de la explosión fue un atentado con bomba. Se encontraron restos de explosivos en los fragmentos recuperados de la aeronave, lo que apuntaba a un acto de terrorismo. Sin embargo, a pesar de las intensas pesquisas, los responsables de este terrible acto nunca fueron identificados.El atentado contra el vuelo 9811 de China Airlines conmocionó al mundo y generó una profunda triste